Aquella noche... Comenzó mal. Y terminó aún peor. Estuve horas mirando la pared, pensando. Analizando el porqué yo. No sé decir cuánto tardé en darme cuenta de que no estaba haciendo nada realmente. No creo que importe.
Ya no. Ya no me importaba nada.
Podría decirse que tengo insomnio. Que los problemas, las desilusión y todo lo demás es la razón por la que no podía conciliar el sueño, por ejemplo. Los minutos se me hacían eternos. Me movía junto a las sabanas, pensando en una manera para quitarme esos sonidos de la cabeza. Esos sonidos, cada vez se hacían más fuertes.
- David, tranquilo. Es solo tu puñetera imaginación.
A veces deseaba con todo mi ser que estas noches solo fueran sueños, o pesadillas. Pero resultaba muy tétrico, ya que en mis pesadillas, no podía dormir y veía manos salir de debajo de mi cama. Pero cuando se terminaban aquellos sueños... Era como si nada hubiera pasado y me hubiera despertado de repente, aunque a veces en otros sitios. ¿Sonambulismo?
Cada vez sentía que me absorbían más el alma y me quedaba seco. Mi hermano resultaba ser un friki y me decía que tal vez lo que me pasaba es que algo maligno me miraba por las noches. Una cosa muy patética, lo sé. Descarté esa posibilidad de mi cabeza hace meses, y me puse a pensar en que esto no me rentaba, que tal vez levantarme y hacer algo productivo sería la solución por hoy. Que encontraría otra manera de dormir cualquier otro día.
Menudo inútil...
Me levanté con bastantes ideas en la cabeza. Podría dibujar, podría jugar a algo, podría ver alguna serie interesante, sonreí pensando en llamar a mi prometida, hasta que me acordé de que seguramente ella estaba ya dormida y no quería despertarla por cualquier capricho mío. Me fui al salón y me senté, rascándome la nuca inconscientemente y pensar en las posibilidades. Hasta que el estomago rugió, pidiéndome comida indirectamente.
Me levanté y me dirigí a la cocina a prepararme algo. En la cocina había otra puerta de cristal que llevaba al patio, vi el comedero de mi perro aún con agua y comida, creo que nunca sería capaz de dejarlo en ese patio otra vez, y menos por las noches, una vez lo dejé salir porque quería hacer sus necesidades, empezó a ladrar como loco al poco rato. No volví a dejarlo en ese puto sitio, mis vecinos se quejaron y a partir de ese día mi perro se pone nervioso cuando se acerca a la puerta de cristal.
Por una curiosidad efímera, que no sabía de donde la había sacado, miré para la puerta y vi unas manos de un color que no sabría definir, tenía unas uñas que no se parecían a la de ningún animal. Me quedé mirando, tenía dedos muy largos, las uñas estaban sucias, mal cuidadas. Me quitó todo el apetito. No pude moverme, estaba asustado, temblando, quizás eran delirios de toda la falta de sueño que llevo cosechando durante muchos meses.
Clack. Clack.
Tuve un escalofrío. Era como si alguien quisiera abrir la puerta. Apagué las luces. Y me escondí en una esquina de la cocina, ese molesto ruido paró, pero mi corazón seguía latiendo a una rapidez incontrolable.
Me quedé ahí un largo rato. Ahí me hallaba. Asustado. Aterrorizado. Pero yo no era como el de las películas malas de terror y me alejé poco a poco de la puerta, mirando el techo y con las manos para mi espalda para no darme con nada, intentando buscar el teléfono fijo con la mirada, del miedo hasta me olvidé de donde estaba siempre. Estando de esapldas, toqué algo con una textura extraña y muy desagradable, de repente se quitó como si esa cosa fuera la que estaba huyendo de mí y no al revés. Estaba a nada de que me diese un ataque al corazón.
Desconcertado me giré rápidamente, y pegué un grito, tan alto que al poco de darme cuenta, alarmé hasta a mi perro. Observé callado durante minutos, no había nada. Pero como hipnotizado, mi cuerpo, empezó a girar hasta ver la puerta de cristal.
Por un momento todo se paró, ¿o pasó en cámara lenta? No importa. Pensé que tal vez no debería haberme levantarme de la cama. Que ojalá supiera lo que que me pasaba. ¿Por qué no puedo dormir? ¿Por qué le pedí matrimonio a mi pareja? ¿Por qué trabajo en algo que odio? Mi vida inconscientemente pasó por delante de mis ojos. Mi vida inútil y sin sentido como la de la mayoría, pero lo que nos diferencia, es que ellos no ven eso todas las noches. Que cada vez que yo duermo escucho a la misma cosa.
Aún no entiendo porqué me asusto siempre de él. Mi perro como una tradición cada noche, empezó a ladrar. La puerta se había abierto sin darme cuenta. Tragué saliva. Sabía lo que venía, algo completamente extraño, tal vez mis delirios actuando.
- David... - esa voz que aunque era muy aguda, sonaba con cierta delicadeza, aún así me sobresaltó.
- Esto empieza a volverse repetitivo. - dije en voz alta, aunque en realidad me lo decía más a mí mismo.
Solté con una pequeña risa irónica. Seguía nervioso, nunca me podría acostumbrar a su voz anormal tan aguda, ese rostro nada humano... Y esas uñas tan horriblemente aterradoras.
Esto fue días antes del día que iba a ser mi boda. Fui a la cocina dispuesto a acabar con meses de esa tortura psicológica, cogí un cuchillo y maté a esa cosa, esa cosa que cada noche me torturaba. Nunca pude imaginar que los delirios iban a hacer que matara a mi futura esposa. Me siento tan arrepentido.
Desde ese entonces duermo, pero tengo pesadillas, esta mi pesadilla. Todos los días en la cárcel sueño con esto. Tengo miedo. Mucho miedo, yo no pedí esto, yo no pedí delirar. No quise matarla. Cada vez que estoy en uno de esos sueños, estoy en un mundo completamente diferente. Ni siquiera tengo perro. Ni un hermano. Mis putos delirios.
¡Créame, no estoy loco! Por favor... No sabe el error que comete, ahora que conoce mi tormento, iré a por usted en mis pesadillas.
Ese día fue la última consulta que tuve con David en la cárcel, lugar donde en pocos días de haberlo metido, acabó suicidándose. Era un loco.. Una pena con su clara inteligencia.
Después de ese día, empecé a tener pesadillas. Con David. Soñaba que me perseguía. Que estaba en la cárcel junto a él, y me apuñalaba una y otra y otra vez... Creo que sueño con él por el mucho estrés que me causó, después de todo, estuve atendiéndole diez años. El loco pensaba que llevaba meses sin dormir bien, distorsionando la realidad desde hace tantos años, nunca me hicieron caso con atender su caso hasta que murió su prometida, por culpa de ellos una persona inocente murió.
Me tumbé en la cama, ignorando la ropa del trabajo, el ruido de los coches y cerré poco a poco los ojos...
Clack, clack.
Abrí los ojos impactado por ese sonido que era familiar, en mis pesadillas, de repente, y en el cabecero, vi unas uñas largas, sucias y mal cuidadas...
¿Fin?
Creado por mí:
domingo, 30 de julio de 2017.
留言